*
Nos acostamos para no dormir
agotados de tomar cerveza
y de jugar a darnos un beso
en cada esquina
necesitamos decirnos algo nuevo
las palabras, las de siempre
parecen minúsculas
creemos entender algo más:
el contacto visual
nos volvemos un poco transparentes
me decís que mirándote a los ojos
puedo darme cuenta de todo
del vértigo
tan fácil digo
que odio que amo
un perro, una película
o un pedazo de torta
lástima que ahora
las únicas palabras
que me animo a pronunciar
te sugieren que apagues la luz
Cosas que no quiero que sepas
1.
Todo lo que lloré
cuando tiré tu cepillo de dientes a la basura
Las cerdas estaban despeinadas
de tanto tiempo de uso
y al mango le habían salido hongos
por el abandono.
2.
Encontré una foto instantánea de los dos.
Estaba adentro de una novela como señalador.
Decidí que ese era un buen lugar
para que sigas existiendo
sin que nadie lo sepa.
3.
Pasé en bici por el automac
al que íbamos a bajonear
helado o papitas a las 3 de la mañana
y vi en la fila un auto igual al tuyo.
No me animé a mirar por la ventanilla.
Pedaleé más rápido.
4.
Caminé por tu barrio,
tu pedacito de capital federal
que antes también era mío.
Ví el auto de tu mamá estacionado,
me crucé con un amigo tuyo,
pasé por la puerta de tu casa
y tus perros me ladraron.
Sol González
De chica pensaba que cumplir 20 años significaba tener la
vida resuelta. Ahora que los tengo entiendo que las cosas nunca terminan de
resolverse. Aprendí a conformarme con escribir poemas que me ayudan a dar
cierres simbólicos a todo lo que queda dando vueltas en mi cabeza y a dejar la
psicóloga sin culpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario