lunes, 26 de septiembre de 2016

The past recedes


¿Reconocés el concepto de no-lugar?,
en este colectivo de línea,
en este lugar de paso,
en el frío de este sol interno que espera una reacción.
Una abuela sube a la altura de la plaza y se dirige al cementerio,
con un arreglo de flores y un pañuelo en la mano,
se sienta en primera fila junto a una madre
que lleva su bebe dormido en brazos,
ninguna de ellas mira el paisaje, no necesitan mirarlo quizás.  
En la mitad del recorrido dos amantes se despiden en la calle,
y el beso resuena como el grito de una bestia.
Hay algo transparente en la palabra “creo”.
Ella en ese hombre se hace mujer,
he play with her back, her neck, her nipples,
only to find her feminine senses.
Todos es incongruencia,
las gotas que se disipan y acumulan en las ventanas,
la tibieza saliente de mi boca al exhalar,
el espejo roto que llevo en la mochila, 
el filo de la dulzura en el corte, la decepción. 
Hoy cada imagen es una señal.
Anoche soñé que era verano y yo celebraba
la tragedia de que todo es transición.



Don’t give up the fight

El pronóstico indica Córdoba 11 grados, chubascos,
7:27 am, resuena algún sueño y una frase de mi analista.
Regresa la pequeña luz imaginaria que sostiene la serie,
una palabra tras otra, que enuncio susurrándolas,
y cuando lo hago toco y dejo de tocar.
Creo que se trata de ser honesta.
Con el primer café siempre viene la evaluación de daños,
lo impostergable, but first coffe, fuerte, con 3 de azúcar.
Daniel Johnston a lo lejos , y yo muy adentro ,
cómo explicarte, no es que me de miedo la noche,
es que vivo con fantasmas.
De a poco separo las ideas a las que aún no me atrevo, 
un viajecito me invita mi amiga,
digo si tranqui, y al minuto hagamos una revuelta.
Me cuento secretos,
escucho mi propia voz y me tienta,
creo de nuevo la materia. 




Mariana Mamani

Soy Mariana Mamani nací en Jujuy pero habito en Córdoba, o mejor dicho ella me habita, hace ya algunos años. Tengo treintalargos, pero no me considero una adulta. De vez en cuando saco fotos, escribo, corro, y canto únicamente sola. A veces me gusta la vida que vivo. A veces salgo a la calle con la locura Cassius Clay puesta, directo a ganar, otras soy un constante tropiezo. Me salvan las mismas cosas casi siempre, los amigos, los libros, los encuentros, las heridas. Estoy convencida que al tiempo no solo lo marcan los hechos; todo o casi todo va quedando grabado en uno como una canción, y en partes del cuerpo como un aura que nunca se termina de volatilizar.

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