sábado, 16 de septiembre de 2017

Los gatos son ahora

Mi gato se acomoda en la alfombrita del baño mientras me ducho, y espera ahí hasta que termino. Se ha hecho más paciente, al principio empezaba a maullar si tardaba mucho. Un día se cortó la luz en el medio de mi ducha, entonces me apresuré y salí, sabía que estaba su presencia segura allí. Cuando mis ojos se acostumbraron, ayudados por la luz que entraba por la ventana chiquita, me senté a esperar. Y como solía hacer antes, él se subió a mis piernas, y se acomodó. Se hizo un bollito ahí, y nos quedamos sentados ambos esperando que volviera la luz. Él se lamió, como preparándose para una siesta, y lamió mi brazo húmedo, no sé si como demostración de cariño, o para secarme. Allí estábamos, sentados en el inodoro, yo cubierta con una toalla, el acostado en mi regazo, húmedo por su baño y por el mío. La poca luz que entra por la ventana me deja ver algunos cuadrados de los cerámicos. Espero. No hay luz, ¿qué podemos hacer cuándo se corta la electricidad? Pienso en que estamos tan acostumbrados, tan dependientes. ¿Qué harían en otra época? Prender el fuego, alguna lámpara con combustible o velas, y hacer lo mínimo necesario.
Mi gatito me obliga a detenerme, con luz o sin ella, él no conoce de obligaciones, sólo de deseos. Y si él quiere acostarse sobre mí no le interesa si yo tengo cosas que hacer, o siento la obligación de hacer cosas. Para los gatos es ahora. Entonces se sube arriba mío, y me quiere decir, ahora, ahora quiero estar con vos, ahora quiero que me mimes, y no importa otra cosa. O empuja mi celular, ey, mirame, necesito tus dos ojos sobre mí, al igual que las dos manos. Necesito toda tu atención sobre mí, yo soy más importante me dice, acá y ahora.
A oscuras y con mi gato, es el momento del ahora, y sólo me quedo en la espera, siento sus cálidos ronroneos y miro el rayo de luz que cruza el aire.



Ph: Stanley Bloom

Lilen Yema

Nací en Neuquén, me crié en ese semidesierto; después me mudé a La Plata, la ciudad de las diagonales y la humedad, para estudiar Biología. Ahora vivo en Buenos Aires, por elección propia.
Como bióloga se nace, no sólo se hace, siempre me gustó la naturaleza y entender como funcionan las cosas. Leo y escribo desde chica, pero este año decidí que era momento de hacerle un lugar, que no todo sea investigación y cianobacterias, y ahí encontré este maravilloso espacio que es el taller.

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