miércoles, 30 de agosto de 2017

Agosto 1996

El despertador sonó tres veces hoy, a las 7, a las 8 y a las 9 y 5. Me levanté, busqué la toalla azul y entré al baño. Mi mamá me dijo al pasar que una de las perillas de la ducha estaba funcionando mal, que tenga cuidado, así que presté atención a eso.
Salí de bañarme, me cambié y me senté en la mesa a desayunar.
Por la ventana se veía el día soleado y Ricarda parada en dos patas apoyada en la pared de la reja, supongo yo que trataba de llamar la atención de una nena que estaba en el kiosco de enfrente.
"El 16 de agosto se cumplen 21 años del incendio que casi nos deja sin casa" dice mamá. Y Walter que también estaba ahí, empieza a recordar los momentos de ese día con ella.
Yo tenía ocho años y hacia 5 meses había fallecido mi papá. Estaba en tercer grado y fue el año que mas me costó en el colegio porque ya lo empecé con esa pérdida, lo que me hizo ser una nena tímida, varias veces citaron a mi mamá por eso y le decían que yo no participaba en clase. Tampoco hablaba con mis compañeros.
Era viernes y había sol. Me recuerdo feliz ese día porque después de dos largos meses pude retirar de la biblioteca de la escuela el libro que quería hace un montón y siempre estaba prestado.
Dailan Kifki de María Elena Walsh. Un día la maestra lo leyó en clase y me enamoré por completo.
La felicidad que tuve ese día no tiene nombre ” voy a estar todo el fin de semana leyéndolo en el patio” pensaba.  A eso de las 3 y media de la tarde se empezaron a escuchar ruidos de bombas, tiros, truenos, no sé bien que era pero las maestras no nos dejaban salir del salón.
El día se empezó a poner gris.
De a poco fueron llegando los padres que venían a retirar a sus hijos temprano del colegio. Asustados decían que se los llevaban porque no sabían que iba a pasar. Yo no entendía nada de lo que hablaban y tampoco por qué no me venían a buscar a mi también. ¿No habrán escuchado las bombas? Me preguntaba, ¿le habrá pasado algo a la abuela?. Mi abuela estaba enferma y un poco me preocupé. El ruido dejó de escucharse y se empezó a ver el cielo de nuevo. Ya eran casi las 5 de la tarde y mi hermana vino a buscarme por fin. En el camino le reproché que no me haya venido a buscar antes y fue ahí cuando me dijo que no pudo. Después me distraje viendo la cuadra de mi casa cortada con cintas que decían peligro y un montón de camiones rojos. Quise pasar y un bombero me frenó diciendo que no se podía, mi hermana le dijo que yo también vivía ahí y nos levantó la cinta para que pasemos. Mi casa estaba intacta con algunos agujeros en el techo, el piso todo mojado, el galpón de al lado ya no existía y la casa de mi tío tampoco.
No vi a mi mamá ni a mi abuela, tampoco a mi hermano que ese día había faltado al colegio, solo me encontré con un montón de periodistas de televisión en el patio. Ahí me dijeron que todos se habían ido a la casa de mi tío, de otro tío, y que yo también tenía que ir. Me subieron al auto y me llevaron. Dormimos ahi dos noches que a mí personalmente me parecieron eternas.
El viernes 16 de agosto del 96, a eso de las 3 y cuarto de la tarde empezó a explotar el galpón de garrafas que funcionaba al lado de mi casa. Una pérdida de gas provocó la explosión que se llevó a tres personas, el galpón entero y la casa de mi tío.
La mía se salvó porque el gas estaba cerrado y todas las puertas y ventanas abiertas dijeron los bomberos. Igual, yo prefería creer en ese momento que mi papá estuvo sosteniendo la casa para que no le pasara nada.
El lunes volví al colegio y a la hora del primer recreo fui hasta la biblioteca y devolví el libro de Dailan Kifki.





Julieta Galván
Nací un 28 de octubre y soy muy escorpiana. 
Tengo 29 años casi 30 y una gata llamada Ricarda que me acompaña en cada texto.
Desde chica me gusta la escritura, escribía diarios en mi infancia y adolescencia sobre los amores que no fueron.
Soy fotógrafa trabajando en una biblioteca universitaria.
Me gusta hacerme preguntas a mi misma para encontrar respuestas que me lleven a conocerme a fondo. 
Actualmente escribo porque intento darle una forma nueva a mis recuerdos transformándolos en palabras.

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