lunes, 31 de octubre de 2016

La senda


Tilo 

Estoy debajo del tilo,
aunque él todavía no,
yo sí,
en este banco de madera
donde los pies no llegan al suelo.

No es un lugar de paso.
Tampoco me instalo.
Si miro hacia la izquierda, por encima del hombro,
veo las últimas pitras,
o las primeras.
El camino es de ripio, con saponarias y chochos
algunos ya florecieron
hubo papas
la avena creció sin lluvia.

Desde el portón de la huerta me asomé
al lugar del tilo.
Pero el tilo no está. Tampoco el banco.
Hay unos pastos altos y unos surcos en la tierra.

Estoy donde él no está.

Ayer lo trajimos,
ahora espera bajo los chinchines.
Yo también espero.
Mientras, me siento a su sombra y escribo.
Le pregunto ¿cómo es vivir siempre en el mismo lugar?
No sabe, todavía no vive siempre en el mismo lugar.

¿Y si hubiese un tilo?
¿Y si hubiese un banco de madera?
Escribiría

¿Y si el árbol fuese y viniese?

Hoy no está
sólo hay un poco de avena cortada
y los topinambur contentos con la lluvia.
Por eso no escribo.

No es que no escriba
porque
los topinambur están contentos.
No escribo porque el tilo no está.

Si mis vecinas tuviesen uno,
¿escribirían?

Si entro por la tranquera
y voy hasta él
¿el tilo me querrá?
¿o tengo que estar bajo su sombra?



La senda

Esta vez
había
más flores, más pájaros
más nubes que nunca
había
amapolas
las de verdad
rojas
y otras
anaranjadas.

Alguien había dañado
los troncos
que hasta hacía poco
solo eran tallos.
El corte, una cuña
agresiva, que el árbol portaba,
de la que no se podía defender.
Otros florecían
rosas
apenas tres o cuatro
que caían en racimos.

Unos hombres cortaban el pasto
parejo.
Yo veía que las flores
algunas briznas de distintas hierbas,
todas con diferentes alturas,
pronto iban a desaparecer.

Pero había un lugar
donde  las piedras
hacían de sostén.
En su quietud
acompañaban y decían
florezcan, florezcan.





PH: Amancay Mansilla


María Canale: Vivo en El Bolsón. La escritura me ayuda a salir de casa, recorrer bares y viajar en tren. En el taller “El otro lado de las cosas” nació  “La Senda”, a ese libro pertenecen estos poemas.

2 comentarios:

  1. Hermosa María, me acuerdo cuando viniste a leer. Estos poemas crecen. Abrazo.

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  2. Gracias Nancy!!, también me acuerdo de ese encuentro!! Y de la mesa compartida con Uds.! Un abrazo!!

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